Intenté buscar otro tema para comenzar este blog, hasta que me cuenta de que era sobre lo que quería escribir, tal vez porque normalmente es un tema que se evita y que necesita ser tratado y pensado.

¿Cómo reaccionar y acompañar al niño ante una pérdida?

Es inevitable que en algún momento el niño tenga que lidiar con la muerte o la separación de un ser querido, una mascota…y saber cómo abordar la tristeza del niño no es fácil, entre otras cosas porque muchas veces también supone sobreponerse a la tristeza de uno para abrazar la suya.

Como en muchas otras cosas, no hay una receta perfecta: ¿Es mejor despedirse o no? ¿Es mejor guardar un sitio físico donde recordar o no? ¿Es mejor…?

El sentido común (el que seguramente perdamos en los momentos difíciles) nos dice que lo mejor es normalizar y que cualquier fórmula es buena si funciona…y que guardar las cosas dentro solamente crea una presión interior que en algún momento va a salir de alguna forma, así que ayudar al niño a entender y expresar lo que siente parece buena idea.

También es cierto que todos tenemos la experiencia que cuando hay una pérdida el momento más duro no es ese instante, sino cuando uno empieza a sentir el ‘agujero’ que deja dentro el ser querido. Cuando se empieza a ‘echar de menos’. Ahí es cuando tu hijo necesita un abrazo muy gordo…aunque por supuesto no es el único momento para eso.

Por último, recuerdo la lección de uno de mis antiguos profesores de Universidad que decía que el niño no puede sentir tristeza durante mucho tiempo, dado que la tristeza inhibe a hormona del crecimiento, así que su propio cuerpo reacciona ante ella y hace que el niño se evada.

Sabia la naturaleza, ¿Eh?